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POLÍTICA FICCIÓN: EL 23F con Redes Sociales

23-F: ¿Cómo hubiera sido con redes sociales?

Publicado por JULIO FERNÁNDEZ-SANGUINO

Fuente:www.territoriocreativo.es/etc/2013/02/23-f-%C2%BFcomo-hubiera-sido-con-redes-sociales.html

A las 18:22 horas del 23 de febrero de 1981 el Teniente Coronel de la Guardia Civil Antonio Tejero entró en el congreso de los diputados acompañado de 200 guardias civiles. Los acontecimientos son ampliamente conocidos por el profundo impacto que tuvo en la todavía joven democracia española y gracias, en parte, a las continuas noticias que reaparecen en los medios de comunicación por estas fechas rememorando el acontecimiento.

Nosotros queremos aprovechar la popularidad de la efeméride para realizar un ejercicio de historia-ficción que nos permita analizar el impacto que pueden llegar a alcanzar los medios sociales en la sociedad de hoy en día.

La preparación del golpe

Un golpe de estado como el del 23-F requiere una preparación previa con la involucración de muy diversos agentes movidos siempre por el secretismo.

Es por ello que quizás sea en esta fase en donde menos podría haber impactado una eventual existencia de medios sociales (difícilmente iban a tuitear sus intenciones o a hacer check-in en una reunión conspiratoria), si bien seguramente ciertas herramientas de colaboración social podrían haber servido a los diversos agentes implicados en la conspiración, salvando distancias geográficas, creando dinámicas de discusión de ideas y aportando un marco de debate que difícilmente podrían haber alcanzado en los siempre sospechosos y poco ágiles contactos presenciales clandestinos.

Es posible que, si hubieran seguido una metodología apoyada por estas herramientas, no se hubieran presentado los problemas de coordinación y ausencia de mando que surgieron durante la ejecución del golpe.

Sin embargo, también parece probable que los distintos medios tecnológicos hubieran podido facilitar a los servicios de inteligencia la interceptación de la preparación golpista.

La entrada en el congreso

Es seguramente el momento más famoso del golpe de estado: Tejero entrando en el congreso y gritando “Quieto todo el mundo”. Esa imagen fue vista por los millones de españoles que estaban presenciando la sesión de investidura de Leopoldo Calvo-Sotelo hasta el momento en el que los golpistas cortaron la señal. No obstante,  los telespectadores no pudieron ver más allá de lo que estaba grabando las cámaras de televisión. 

En un panorama tecnológico como el actual, es bastante verosímil que varios diputados pudieran haber tuiteado en el momento sus impresiones acerca de lo que allí estaba ocurriendo, permitiendo a la ciudadanía tener un conocimiento mucho más cercano y humano.

Esas opiniones, en cualquier caso, habrían durado poco, ya que en consecuencia con la estrategia de los golpistas de imponer un apagón informativo para sembrar el desconcierto, parece lógico que hubieran intentado cortar cualquier conexión de los diputados con el exterior.

Por eso mismo, no es descabellado pensar que al conocido “se sienten coño”, Tejero hubiera exhortado a poner “las tabletas y móviles sobre la mesa”.

La reacción

Durante las horas que siguieron a la entrada en el Congreso es cuando se forjó lo que sería el fracaso del golpe.

Lo primero que intentaron los golpistas fue ganar el reconocimiento de diversos poderes fácticos de la sociedad mientras intentaban imponer un apagón informativo que impidiera dar a conocer a la gente lo que realmente estaba sucediendo en los distintos puntos de España.

En ese sentido, una de las primeras acciones de los golpistas consistió en intentar tomar el control de los estudios de Televisión Española. La toma de la televisión parece poco probable que hubiera sido eficaz a día en un marco como el actual dadas las múltiples vías de comunicación existentes. Un movimiento comparable en el entorno 2.0 habría consistido en intentar cortar las líneas móviles, así como cualquier acceso a internet, algo que, en cualquier caso, ya hubiera requerido un enorme despliegue de tropas en perfecta coordinación.

Sin embargo, pese al control inicial de la radio y televisión pública, durante las horas siguientes al golpe, uno de los principales factores que permitieron trasladar a la ciudadanía la realidad de los hechos fue la continuidad de la emisión por parte de emisoras privadas como la Cadena SER, lo que hizo que esa noche fuera denominada como “la noche de los transistores”.

Famosas son también las respuestas de distintas rotativas con portadas que se ubicaban claramente en lugar de la democracia, como las de Diario 16 o El País, que sacó una serie de ediciones especiales desde las 9 de la noche, si bien con las dificultades evidentes de distribución y venta en horario nocturno.

Parece evidente que si los golpistas hubieran contado con los medios de haber frenado esas iniciativas, su estrategia informativa no hubiera fracasado.

En un mundo 2.0 estas medidas hubieran sido incluso inútiles, ya que, si bien los medios de comunicación cumplieron una labor fundamental a la hora de transmitir una situación de normalidad y de fracaso del golpe, la opinión de la propia ciudadanía hubiera servido para comprobar al momento su verdadera aceptación.

Hoy en día esa información hubiera sido no sólo inmediata sino que hubiera sido generada por los propios usuarios, siendo fácil imaginar a la gente tuiteando sus reacciones, la sensación de tranquilidad en las calles o  por el contrario, los carros de combate en las calles de Valencia.

La principal diferencia, por tanto, hubiera radicado en que la sociedad española habría reaccionado inmediatamente, no teniendo que esperar la reacción de un grupo editorial para conocer el verdadero alcance de los acontecimientos.

En 1981 hubo que esperar al día siguiente a que la población pudiera manifestarse una de las mayores concentraciones que se recuerdan. Sin embargo, en un panorama actual, la mayoría hubiera quedado patente desde el primer momento, copando la lista de Trending Topics aquelloshashtags de apoyo a la democracia, algo que habría dado valor a la ciudadanía y, paralelamente, habría hecho conscientes a los golpistas de la inutilidad de su acto ante la falta de apoyo popular.

El fracaso del golpe

El famoso discurso del rey con uniforme de Capitán General emitido a la 1:24 de la madrugada es visto a día de hoy como el factor determinante en la confirmación del fracaso del golpe. 

En un marco tecnológico como el actual y pese a que la Casa Real no disponga de cuentas oficiales en ningún perfil social (más allá de su canal de Youtube), parece evidente que el Rey, de haber tenido perfil de Twitter, podría haber transmitido sus impresiones de manera mucho más rápida, dando a conocer su postura inmediatamente y alejando así cualquier incertidumbre que todavía pudiera quedar durante esa noche y evitando las futuras especulaciones que hubo a posteriori en base a la tardanza del rey en dar el discurso. 

Adicionalmente, es previsible no sólo que el Rey interviniera por iniciativa propia, sino que la ciudadanía se dirigiera a su perfil de Twitter expectante por tener una respuesta, tal y como sucede ante cualquier persona con presencia en medios sociales. De ese modo, el rey podría haber seguido un típico modelo de gestión de crisis en redes sociales tuiteando las primeras impresiones para dar una sensación de normalidad, transparencia y cercanía hasta que, una vez tenía articulado el discurso, lo habría subido a su blog y lo habría grabado para alojarlo en Youtube.

Reacciones internacionales

Más allá del apoyo interno, el reconocimiento internacional suele ser un factor determinante a la hora de garantizar procesos golpistas.

En ese sentido, la mayoría de reacciones internacionales en los países de nuestra esfera fueron contrarias al golpe, con discursos tan contundentes como el de Margaret Thatcher. Sin embargo, con redes sociales, las reacciones se hubieran producido de manera espontánea en todo el mundo, no sólo por parte de los principales líderes políticos, que hubieran mostrado su condena rápidamente a través de su cuenta de Twitter, sino por parte de ciudadanos de todo el mundo, que no hubieran tardado en hacer de las muestras de apoyo a la democracia española un Trending Topic global.

De ese modo, incluso las posturas más ambiguas que se dieron esa noche por parte de líderes internacionales, hubieran sido mucho más claras ante la presión de los ciudadanos de sus países.

Conclusiones

Pese a que la realidad española ha cambiado enormemente y que cualquier intentona golpista resulta fuera de cualquier lógica (básicamente porque ya en 1981 se trataba de un hecho bastante anacrónico), desde los hechos analizados no han transcurrido más que 32 años. Durante este tiempo se han producido enormes cambios tecnológicos en diversas oleadas que han ido incorporando distintas innovaciones que nos han hecho más fácil y divertida la vida.

Sin embargo, a la hora de analizar su impacto y relevancia en el ámbito social y ciudadano, las redes sociales han significado un verdadero avance en la capacidad de interconectar ideas, intercambiar discursos y transformar sociedades desde su base.

En 1981, en un momento en el que la clara voluntad del pueblo español era apostar por una senda democrática similar a la de cualquier país de Europa Occidental, los ciudadanos dispusieron de las armas que tenían a su alcance y lograron alejar cualquier fantasma del pasado mediante las instituciones en las que habían depositado su confianza.

En 2013, sin embargo, y en un claro momento de falta de credibilidad sobre esas mismas instituciones (que apenas han sufrido variaciones), parece claro que la sociedad dispone de mucha más información y elementos de juicio para participar más intensamente en la actividad ciudadana. 

Del mismo modo que un 23-F hubiera sido diferente con medios sociales, parece evidente que el futuro que vamos a construir entre todos estará claramente determinado por las ideas resultantes de los medios sociales.

 

Julio Fernández-Sanguino Social media strategist en Tc. Licenciado en ADE (por formación) y en Historia (por vocación), ha desarrollado su carrera profesional en distintas compañías multinacionales (PwC, Accenture y Grupo Santander) dentro del campo de la consultoría estratégica y de negocio.

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